Por Marcos Nelson Suárez
En los círculos de poder del gobierno cubano, y entre los grupos que conforman las Brigadas de Respuesta Rápida y los actores de actos de repudio, la noticia de la posible ascensión al poder del Demócrata Joe Biden, ha sido recibida con beneplácito.
Biden ya ha dicho que volverá a la política de acercamiento con el régimen cubano que orquestó el presidente Barack Obama, política a la cual el gobierno en La habana respondió con un incremento a la represión contra aquellos que se atreven a disentir dentro de la isla.
La dictadura comunista en Cuba se enfrenta desde hace algunos años a un flujo de información al cual no estaba acostumbrado con la llegada del internet al país.
Desde la llegada al poder de Fidel Castro y su camarilla una de las primeras medidas tomadas fue la censura a los medios de comunicación hasta que en muy poco tiempo, todos le medios pasaron a manos del gobierno, no se permitieron revistas o periódicos extranjeros, y cada información divulgada seguía la línea férrea del Partido Comunista.
Con el internet, los cubanos no sólo tuvieron la oportunidad de conocer un versión diferente del mundo, pro a la vez, reflejar la realidad de miseria y represión que por más de seis décadas le fue impuesta por el régimen imperante.
Con una economía en ruinas, el gobierno cubano descansa en las remesas que los exiliados envían a sus familiares, para obtener las divisas necesarias. El dólar sigue siendo el rey, y ni los acuerdos con China Comunista o Venezuela, han sido suficientes para que el engranaje político y social funcione de forma adecuada.
Esa es quizás una de las razones fundamentales por las cuales, hasta ahora, el internet y las redes sociales siguen abiertas, aunque con esporádicos bloqueos. Y el pueblo cubano se desborda grabando videos de los actos represivos, haciendo denuncias a organismos nacionales e internacionales, y abriendo una ventana, cada más grande, hacia la realidad del país.
Mientras que el Presidente Donald Trump apretó las tuercas al régimen cubano, Biden pretende ahora, como lo hicieron antes Jimmy Carter y Barack Obama, aliviar la situación dando un respiro a la dictadura en La habana.
Esa política no puede ser más negativa y lo único que logra es afianzar al gobierno de la isla, siendo a la vez una burla a los cubanos que diariamente se enfrentan de manera pacífica al régimen. En otras palabras, sirve solamente para seguir perpetuando las injusticias que la mafia gubernamental cubano ejerce a diario contra su propio pueblo.
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