Recuerdo que cuando tenía 15 años y era estudiante de secundaria, hubo un brote de varicela en mi escuela. Cientos de niños y adolescentes contrajimos la enfermedad. Como la gran mayoría de los adolescentes, la última vez que nos habían vacunado fue cuando éramos niños. Aprendimos de mala manera que las vacunas dejan de ser eficaces con el paso de los años. Por ello, enfermedades contra las que nos inmunizaron de niños causaron estragos en nuestra salud años después. Algunas de estas enfermedades, como la varicela, no causa demasiadas molestias a los niños pequeños, pero en adolescentes y adultos es mucho más severa. Por ello es recomendable revacunarnos ya siendo adultos contra toda esa letanía de enfermedades que suelen atacar en la infancia. Inclusive, enfermedades como la varicela pueden volver a atacarnos a pesar de haberlas padecido de niños o jóvenes.
En lo que va del año, se ha presentado un brote de paperas (“mumps”) en el Condado de Dallas, con 39 casos, de los cuales 30 corresponden a estudiantes de la escuela Cedar High School. Es por ello que si somos padres y aún no hemos llevado a nuestros hijos a vacunar, lo hagamos de inmediato. La vacuna contra las paperas se administra junto con la vacuna contra el sarampión y la rubeola. Además, debemos inmunizar a nuestros hijos contra otras enfermedades como la poliomielitis, el sarampión y hasta en contra del virus del papiloma humano que puede causar cáncer cérvico-uterino y con ello hasta la muerte a las mujeres.
El no hacerlo expone a nuestros hijos a contraer de manera totalmente innecesaria estas enfermedades que son potencialmente graves y en algunos casos hasta mortales. Por ejemplo, las paperas pueden causar sordera temporal o permanente, meningitis (una infección del tejido que cubre el cerebro y la médula espinal que tiene altos niveles de mortalidad), encefalitis (inflamación del cerebro que puede tener efectos como convulsiones, paro respiratorio y la muerte), orquitis (inflamación de los testículos en varones que han llegado a la pubertad), ovaritis (inflamación de los ovarios) y mastitis (inflamación de los senos) en mujeres que han llegado a la pubertad. Nuestros hijos no nos perdonarán el que por nuestra irresponsabilidad de no vacunarlos, los expongamos a enfermedades que les dejen secuelas como la sordera el resto de su vida. Nosotros no podríamos perdonarnos a nosotros mismos si por nuestra irresponsabilidad les causamos la muerte, porque sería innecesaria y absurda.
Estas enfermedades tienen la particularidad de ser altamente transmisibles. No hay tratamiento en contra de las paperas. La enfermedad se transmite cuando la persona infectada tose o estornuda. Cuando nuestros hijos están inmunizados, el riesgo de contagio es mínimo. En caso contrario, nuestros hijos y quienes los rodean que no se han vacunado se convierten en poderosísimas armas biológicas que pueden infectar cada uno a cientos de personas.
Ya he mencionado que en la medida en que mayor número de humanos nos vacunemos, en especial los niños, se produce el fenómeno de la inmunidad de grupo o de rebaño, que es la protección de la población ante una enfermedad contagiosa e infecciosa debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos inmunes en la misma. De forma natural, cuando se produce un brote, al avanzar la epidemia y aumentar el número de individuos inmunes, disminuye la probabilidad de contacto entre una persona susceptible y una persona infectada, hasta que llega un momento en el que se bloquea la transmisión del agente infeccioso y la enfermedad se erradica.
¡Y que no nos creamos el cuento de que las vacunas producen autismo! El médico que tuvo la osadía de propagar esa mentira perdió su licencia para ejercer medicina en Inglaterra y ha sido objeto de demandas por falsedad y fraude. Científicos de todo el mundo han desacreditado este disparate con pruebas contundentes.
Por nuestra salud propia, de nuestra familia y colectiva, llevemos a nuestros hijos a vacunar.
Hasta la próxima y buena suerte. Claudia Herrmann es Presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas cherrmann@amepusa.org
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