Dallas, Texas. Es sorprendente que a la edad que tiene Manuel Rodela, preserve intacto su entusiasmo por servir. En él, se denota el servir como la razón de su existencia. Confianza, pasión y actitud positiva son sus ingredientes innatos, y sabe cultivar su optimismo dándole diariamente nutrientes a su férrea devoción de servicio.
El fin de semana pasado, don Manuel y la Federación de Clubes Zacatecanos del Norte de Texas, con gozo y felicidad plena, le dieron recibimiento a treinta mayores adultos provenientes de Fresnillo, Zacatecas, que vinieron a su mas sublime momento existencial: El reencuentro con sus seres amados después de decenas de años. Nietos, hijos, hermanos, sobrinos, tíos, primos, etc., estaban radiantes y llenos de júbilo, y no era para menos. No hay placer mas edificante para el ser que dar y recibir el amor de los suyos.
El programa Corazón de Plata es una genialidad humana que permite el reencuentro y la reunificación familiar de personas que por razones migratorias son separadas por fronteras que lastiman duramente a muchísimas familias.
Son varios los actores sociales que permiten el programa Corazón de Plata, Uniendo Familias. El mismo Gobierno Estatal Mexicano de Zacatecas y la Agencia Consular Estadounidense en Monterrey, Nuevo León, con la laboriosa tarea de la Federación de Clubes Zacatecanos del Norte de Texas y las familias que se registran cumpliendo los requisitos administrativos, desarrollan todo un operativo protocolario para que el sueño del reencuentro se convierta en la más bella realidad.
La escena más enternecedora la protagonizaban los nietos esperando ansiosamente a sus abuelos. Un pequeño llamado Gael, sostenía con sus manitos un aviso amorosamente hecho que decía Te Quiero Mucho Abuelo. Ya se imaginaran como latieron y se entrelazaron esos corazones represados de amor por tantos años de espera.
El volver a sentir y abrazar a un ser amado después de un largo tiempo y el ser recibido con abrazos calurosos y muchos besos, con ganas de que les cuentes todas tus historias durante la larga separación que tuviste, es muy bello. Máxime que en el caso de los nietos y los abuelos, muchas veces no se conocían. Pero la dicha y la felicidad la experimentaban todos los allí presentes.
Se escuchaban frases como “Esperé con muchas ansias este instante, y ahora no puedo hablar solamente de imaginar que por fin estaremos juntos”, o como “Por mucho que haya durado la espera, el sol nuevamente brilla bajo este cielo en donde se reencuentran nuestras almas que se han vuelto a ver después de tan largo tiempo”; era poesía que brotaba del alma en estado de dicha.
Definitivamente, no hay nada más saludable para el alma de un ser humano que el gozo de una familia unida. En la familia podemos encontrar todo lo necesario para desarrollar nuestro amor, nuestro cariño, poder instruir a nuestros hijos, el desarrollar nuestra paciencia, el cuidado, el tierno cuidado hacia nuestros hijos, la fidelidad con nuestra esposa… es un ambiente excelente para poder desarrollar toda esas virtudes, todas esas formas que son parte de nuestra esencia divina: la fidelidad, el respeto, la honestidad, la veracidad, y sobre todo, el amor.
arnoby@elhispanonews.com
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