El secreto de la longevidad de los japoneses

Las investigaciones por parte del instituto Pasteur han podido demostrar que existe una relación directa y muy importante entre el microbioma y las mitocondrias.

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Dallas, Texas. Con un estudio en Okinawa, donde la gente supera los 100 años, el  médico bioenergético Bejit Edeas, descubrió  las claves de una más larga y mejor vida para los seres humanos. El doctor Edeas tiene un doctorado en Bioquímica y tiene una Maestría en Biotecnología, y está especializado en regeneración celular e investiga sobre la longevidad desde hace más de veinte años. 

Hace más de dos décadas viajó a la isla de Okinawa como parte de su trabajo de investigación en nutrición e inmunología con el Instituto Pasteur de Francia. Encontró, que las personas que allí vivían, tenían en promedio de edad, entre 100 y 105 años, y vio que caminaban sin ayuda por las calles e incluso trabajaban. Además, era admirable ver como lucia su piel y sus dientes.
Al conversar con ellos, su memoria y su salud mental eran perfectas. Al científico Bejit Edeas le parecieron tan impactante esas situaciones, que se quedó a vivir con ellos para intentar descubrir cuál era el secreto de su salud.

LO QUE SE DESCUBRIO:
Como hasta ese momento se creía que la longevidad era una cuestión genética exclusivamente, es decir, un individuo podía llegar a ser longevo solo si su familia lo era; logró interesar al Instituto Louis Pasteur en las personas centenarias de Okinawa.
Las investigaciones condujeron hacia la microbiota de estas personas, principalmente la de su sistema digestivo, y encontraron que esta microbiota era la clave de la salud y el retraso en el envejecimiento de los habitantes de Okinawa.
La microbiota es el conjunto de bacterias que los seres vivos tenemos en diferentes partes de nuestro cuerpo principalmente en el intestino, los pulmones y la piel. En conjunto se le llama macrobiota.
La microbiota de esos centenarios estaba compuesta por más de 1200 cepas o variedades diferentes de bacterias, y entre los más longevos, es decir los que superaban los 105 años de vida, encontraron cerca de 300 especies en común solo en su tracto digestivo .
El promedio de bacterias encontrado hasta ahora es de 300 a 500 cepas diferentes de bacterias en una persona común y corriente, esto claramente demostró una de las claves en las personas longevas.
Las investigaciones por parte del instituto Pasteur han podido demostrar que existe una relación directa y muy importante entre el microbioma y las mitocondrias.
Las mitocondrias son las bacterías que producen energía para que las células que conforman los diferentes órganos del cuerpo funcionen y sin mitocondrias no hay vida. Hay un dato muy importante: cada célula tiene entre 500 y 2500 mitocondrias por lo cual el 70 % de nuestro peso son mitocondrias. Eso quiere decir que tenemos más mitocondrias que células en el cuerpo.
¿Cuál es la relación entre las bacterias que componen el microbioma y las mitocondrias?
Las mitocondrias en realidad son bacterias modificadas por la evolución de miles de millones de años y ellas, las mitocondrias, reciben su fuente de energía para trabajar de las bacterias que componen la microbiota, esto significa que el funcionamiento correcto y por mucho tiempo de las mitocondrias depende de la calidad y la cantidad de un microbioma.
El tipo de alimentación que se le dé a las bacterias que conforman la microbiota es la clave para que ellas a su vez le den la fuente de energía a las mitocondrias. De los productos que consumimos lo que más afecta el normal funcionamiento de las mitocondrias es el azúcar refinado y todas las comidas industrializadas, porque las bacterias de la microbiota no pueden procesarla debido a que no la pueden reconocer como alimento sino como tóxico, esto hace que las mitocondrias reciban una información errada ocasionando daños en su estructura y en su funcionamiento, como consecuencia, las mitocondrias comienzan a fallar y morir poco a poco sin que tengan tiempo de regenerarse, o lo peor, funcionan de manera defectuosa, dando origen a la vejez prematura y a enfermedades degenerativas como el párkinson, el Alzheimer e incluso el cáncer.
Cuando nosotros nos alimentamos no solo estamos aportando nutrientes a nuestro cuerpo, sino que también estamos llevando información a nuestros genes y si la información es adecuada, nuestros genes responden de manera adecuada protegiéndonos de enfermedades genéticas; pero si la información entregada por los alimentos es errada no solo se pierde la protección genética sino que además se estimula a que los genes que portan enfermedades se manifiesten de forma temprana. Esto está perfectamente estudiado y es lo que se llama nutrigenómica.
¿Cómo lograr que el resto de las personas del mundo puedan ser longevas y saludables como los centenarios del Japón?
Para el médico bioenergético Bejit Edeas, esto se logra haciendo que nuestro microbioma funcione como el de los centenarios japoneses sin importar que sea más pequeño en cantidad o variedad. Esto se puede lograr alimentando nuestro microbioma con metabolitos de las bacterias que conforman el microbioma, como el de los centenarios japoneses.
“En realidad es algo muy sencillo, lo que estamos haciendo es fermentar alimentos que las bacterias reconocerán fácilmente por su composición natural como el olivo, el romero, el frijol negro y el te verde, con bacterias propias de la microbiota de los centenarios más longevos del Japón y llevarlo a un tamaño lo suficientemente pequeño, hasta convertirlas en nanopartículas para que puedan entrar directamente a las mitocondrias y las bacterias que conforman la microbiota”, comento el Doctor Bejit Edeas.
Y siguió diciendo: “Para asegurarnos de que las nanopartículas sean depositadas en el lugar correcto y el tiempo exacto, contamos con una patente de nuestra propiedad denominada ADS por sus siglas en inglés (Advance Delivery Sistem) que permite definir exactamente dónde entregar los metabolitos; de esta manera nuestras bacterias pueden copiar la información de las bacterias de los centenarios de Okinawa. Solo así podemos mejorar el funcionamiento de las mitocondrias y con ello mejoramos el funcionamiento de los órganos y entonces mi proceso de envejecimiento se retrasa lo mismo que la aparición de enfermedades crónico-degenerativas”.
arnoby@elhispanonews.com

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