Vivimos en una era post-verdad en donde millones, adictos a internet y a las redes sociales, se han convertido en portavoz de información, alguna veraz, otra no tanto, y otra de plano falaz. Una era en donde cada quien cacarea su huevo de acuerdo a su muy particular agenda. Una era en donde los hechos son los que queremos ver desde nuestra muy personal óptica, pero no los que corresponden a la realidad, ni están avalados por datos duros. Una era en donde se ha vuelto irrelevante el que lo que pensamos y publicamos no corresponde a la realidad. Una era en donde la tecnología permite que demos rienda suelta a nuestros más bajos instintos, y nos olvidemos de todos los principios de civilidad, ética y respeto hacia los demás. Una era en donde impunemente y bajo el manto del anonimato, podemos acechar, acosar y destruir la reputación de otros. Una era en donde la verdad ha dejado de ser moneda de cambio de la credibilidad personal.
Es la tecnología la que ha permitido que pululen en medios sociales y en internet noticias falsas que finalmente algunos medios como Google y Facebook están bloqueando, así sea tímidamente. Noticias como aquella que originó que la pizzería Comet Ping Pong de Washington fuera atacada a balazos después de que circulara una noticia falsa acerca de una red de pornografía infantil supuestamente operada por Hillary Clinton desde el establecimiento. Lo triste es que hay infinidad de personas que se tragaron esta inverosímil y absurda historia.
Las apariciones de los payasos aterradores en diferentes ciudades de Estados Unidos provienen de leyendas urbanas. Alguien inició la tendencia de jugar bromas pesadas vistiéndose de payasos con máscaras aterradoras, y ahora estas bromas se han extendido por numerosas localidades de Estados Unidos y del Reino Unido, al grado de requerir la intervención policiaca. Las leyendas urbanas han pasado de boca en boca durante muchas décadas, pero los payasos aterradores se han extendieron como relámpago gracias a internet. La tendencia ha escalado peligrosamente. Ahora han salido a la luz algunos caza-payasos, cuyas actividades han desembocado en algunas golpizas.
En esta nueva era post-verdad, candidatos presidenciales y hasta medios de comunicación pueden alegremente propagar mentiras y cuando son confrontados con la verdad, insisten en sus mentiras. Aplican el axioma de Joseph Goebbels, que propugna que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Vivimos en una era donde los once principios de la propaganda de Goebbels (a los que me referiré en otra entrega) son rabiosamente aplicados, pero ya no nada más por regímenes autoritarios, sino – debo añadir preocupantemente- por todo el mundo.
En cuanto a los medios de comunicación, algunos han abandonado cualquier pretensión de objetividad y se inclinan por alguna postura a modo. Prevalece la descalificación de cualquier idea o ideología contraria. Todo gira alrededor de una agenda política o ideológica.
Presiento que las cosas van a empeorar antes de que mejoren. Las falsedades, verdades a medias (que también acaban por ser mentiras) pulularán antes de que nos hartemos de ellas y volvamos a atenernos a los hechos.
El tono de la política, y no nada más en Estados Unidos sino también en Europa, es el de los gritos y el “trolling” o conducta consistente en publicar comentarios despectivos, insultantes o incendiarios en foros, chats, grupos de noticias o blogs de internet con una intención pura y exclusiva de molestar a otros usuarios y hacer que reaccionen. Este tono ha sido marcado por los medios sociales. En algún momento, la convivencia social y probablemente hasta la economía se desmoronarán. Será hasta entonces que reinventemos la idea de contar con medios sociales y de comunicación creíbles y confiables.
Hasta la próxima y buena suerte. Claudia Herrmann es Presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas cherrmann@amepusa.org
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