REDACCION
WASHINGTON.-El estado de Texas ejecutará este miércoles a Barney Fuller, un preso condenado a muerte por asesinar a sus vecinos en 2003 y que renunció a presentar recursos contra su pena para acelerar su cita con los verdugos.
A falta de sorpresas, Fuller, un hombre blanco de 58 años, recibirá una inyección letal a las 18.00 hora local (23.00 GMT) en la cárcel de Huntsville (Texas).
Será la primera ejecución de Texas (el estado que más uso hace de la pena de muerte en todo el país) desde abril, cuando se quedó sin los químicos para las inyecciones letales y tuvo que suspender media docena de ajusticiamientos.
El 14 de mayo de 2003, Fuller se dirigió a casa de sus vecinos en Lovelady (Texas), los Copeland, armado con un fusil tipo AR-15 para vengarse de ellos por haber interpuesto una demanda en su contra por amenazas.
De acuerdo con documentos judiciales, primero Fuller realizó una ráfaga de 60 disparos en el exterior de la casa, y a continuación asesinó a Nathan Copeland de un disparo en la cabeza y a Annette Copeland mientras ésta llamaba al número de emergencias 911.
“La fiesta ha terminado, perra”, dijo entonces Fuller, según los testigos.
Los dos hijos de los Copeland, un niño de 14 años y una niña de 10, presenciaron toda la escena. El niño, además, resultó herido de bala, aunque sobrevivió.
Condenado a muerte en 2004, el año pasado Fuller ordenó a su abogado que suspendiera todo intento de retrasar su ejecución, un proceso que en ocasiones puede demorarse hasta tres décadas entre recurso y recurso.
“No quiero seguir viviendo en este infierno”, escribió el reo en referencia al corredor de la muerte de Texas, que cuenta con unos 250 presos en la actualidad.
Durante una audiencia judicial la pasada primavera, Fuller también se declaró “preparado” para recibir la inyección letal.
“¿Cuál es el sentido de condenar a alguien a muerte si no se va a proceder con esa orden?”, preguntó el preso.
En lo que va de 2016, cuatro estados han ejecutado a 15 presos en Estados Unidos.
Texas y Georgia, con seis cada uno, encabezan esa lista negra en uno de los años con menos ejecuciones de las últimas décadas.
Desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstauró la pena capital en 1976, han sido ejecutados 1.437 presos, 537 de ellos en Texas.
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