¿Por qué controlar su inteligencia emocional lo acerca al éxito?

Por Arnoby Betancourt

Si bien una parte de estas habilidades pueden venir configuradas en nuestro equipaje genético.

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El portal ‘Forbes’ destaca estas sencillas fórmulas para administrarla. 

Tener claridad con lo que se quiere en la vida es una de las claves.
● Esperar una recompensa por hacer una tarea que le corresponde es uno de los mayores errores que puede cometer un empleado en su oficina.
Los más exitosos cumplen con más tareas que el promedio de los empleados.
● Afrontar la presión y no dejarse llevar por el estrés es una de las recomendaciones claves para no afectar su productividad profesional.
● Tenga prioridades y no deje pasar el tiempo para hacer tareas que realmente
requieren energía y tiempo.
● Tener coraje para pronunciarse sobre temas cuando el resto del equipo no opina nada al respecto lo diferencia de los demás.
● Saber controlar el ego lo acercará al resto del equipo. Además, le permitirá cambiar de rumbo y admitir sus errores.
● Pensar que los trabajos pueden mejorar es clave. “Forbes” recomienda estar atento a sus tareas, pero siempre exigirse más.
● Tomar la iniciativa y solucionar los problemas antes de que estos aumenten de tamaño.
● Ser responsable, además de que se forma desde la niñez, es uno de los caminos necesarios para establecer excelentes relaciones laborales.
● Ser agradable con todo el equipo es difícil, pero más que tratar de ser halagador con otras personas, se trata de ser honesto con los demás.
● Alejarse de las personas tóxicas le evitará problemas.

El concepto de inteligencia emocional ha llegado a prácticamente todos los rincones de nuestro planeta, en forma de tiras cómicas, programas educativos, juguetes que dicen contribuir a su desarrollo o anuncios clasificados de personas que afirman buscarla en sus parejas.
Incluso la UNESCO puso en marcha una iniciativa mundial en 2002, y remitió a los ministros de educación de 140 países una declaración con los 10 principios básicos imprescindibles para poner en marcha programas de aprendizaje social y emocional.
El mundo empresarial no ha sido ajeno a esta tendencia y ha encontrado en la inteligencia emocional una herramienta inestimable para comprender la productividad laboral de las personas, el éxito de las empresas, los requerimientos del liderazgo y hasta la prevención de los desastres corporativos.
No en vano, la Harvard Business Review ha llegado a calificar a la inteligencia emocional como un concepto revolucionario, una noción arrolladora, una de las ideas más influyentes de la década en el mundo empresarial.
Revelando de forma esclarecedora el valor subestimado de la misma, la directora de investigación de un head hunter ha puesto de relieve que los CEO son contratados por su capacidad intelectual y su experiencia comercial, y despedidos por su falta de inteligencia emocional.
Sorprendido ante el efecto devastador de los arrebatos emocionales y consciente, al mismo tiempo, de que los tests de coeficiente intelectual no arrojaban excesiva luz sobre el desempeño de una persona en sus actividades académicas, profesionales o personales, Daniel Goleman ha intentado desentrañar qué factores determinan las marcadas diferencias que existen, por ejemplo, entre un trabajador “estrella” y cualquier otro ubicado en un punto medio, o entre un psicópata asocial y un líder carismático.
Su tesis defiende que, con mucha frecuencia, la diferencia radica en ese conjunto de habilidades que ha llamado “inteligencia emocional”, entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo.
Si bien una parte de estas habilidades pueden venir configuradas en nuestro equipaje genético, y otras tantas se moldean durante los primeros años de vida, la evidencia respaldada por abundantes investigaciones demuestra que las habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo largo de la vida, si para ello se utilizan los métodos adecuados.
arnoby@elhispanonews.com

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