La actitud de una persona puede ser manipulada

Por Arnoby Betancourt

Psicólogos franceses llevaron a cabo un experimento que, combinado con modelos matemáticos, les permitió demostrar que copiamos determinados rasgos de la personalidad de forma inconsciente.

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Dallas, Texas. El siempre recordado José María Vigil, un notable académico jalisciense escribió: “El uso de la palabra manipulación aplicada al campo crítico-social se ha convertido frecuentemente en un abuso”. La Ilustración es la salida del hombre de su auto-culpable minoría de edad. La minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro.

El término manipulación tiene que ver no tanto con el conocimiento objetivo cuanto con el interés, y nos referimos al interés del hombre de ciencia cuando se trata de defender sin grandes esfuerzos una postura preferida o de inmunizarla contra todo argumento crítico por medio de la utilización de fórmulas vacías; o bien al interés del político cuando trata igualmente de descalificar a la oposición con la ayuda de tópicos de gran efecto popular, imposibilitando así el diálogo serio sobre un problema”.
Todo esto, claro está, no significa que la denuncia de manipulación en el ámbito crítico-social esté vacía de contenido o se reduzca a un mero fantasma social a la moda. Significa, sencillamente, que hay que ser cautos y críticos a la hora de hablar de la manipulación social, sin dejarse llevar de tópicos o fáciles lugares comunes.
Las fronteras del concepto no están delimitadas definitoriamente. Descriptivamente, por acercarnos de alguna manera al contenido de la manipulación, diríamos que tiene una cierta equivalencia con la retórica, el arte de persuadir, convencer, adoctrinar, reprimir, etc., en lo que se refiere al campo de la persona individualmente considerada; y con la publicidad, la propaganda, la programación y planificación social, el control, la «ingeniería social», la explotación o la demagogia en lo que concierne al ámbito de la sociedad general.
Psicólogos franceses llevaron a cabo un experimento que, combinado con modelos matemáticos, les permitió demostrar que copiamos determinados rasgos de la personalidad de forma inconsciente. La actitud de una persona puede cambiar de forma inconsciente para entrar en sintonía con el grupo que la rodea.
Actitudes como la pereza, la prudencia o la impaciencia u otras, pueden ser imitadas de forma inconsciente, según reveló un estudio llevado a cabo por psicólogos del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de París y publicado esta semana en la revista PLOS Computational Biology.
Combinando técnicas de psicología cognitiva y modelos matemáticos, los investigadores Jean Daunizeau y Marie Devaine lograron demostrar que, más allá de defectos o virtudes personales, estas características operan de forma colectiva, afectando a grupos enteros.
En el experimento les pidieron a 56 voluntarios que tomaran una serie de decisiones que incluían asumir algún tipo de riesgo, retrasos o esfuerzos, antes y después de observar las decisiones de participantes ficticios. Estos participantes falsos fueron creados basándose en algoritmos de inteligencia artificial en los que los rasgos de prudencia, paciencia y pereza habían sido calibrados previamente. Los voluntarios no sabían que sus contrapartes eran individuos ficticios.
Luego de analizar los resultados, los investigadores detectaron dos tipos de tendencias cognitivas. La primera estaba ligada a un “falso consenso”, es decir, los participantes tendían a creer, de forma errónea, que las actitudes de los otros sujetos coincidían con las suyas.
La segunda tendencia cognitiva mostró el poder de la influencia social: que la actitud de una persona ante determinada circunstancia cambia para entrar en sintonía con el entorno. Paradójicamente, los participantes no parecían ser conscientes de estar influenciados por este tipo de tendencias.
“Trabajamos para entender tanto la cognición humana como la animal. En concreto, demostramos que la información formal y las teorías de la decisión aportan ideas de un valor incalculable respecto a la naturaleza y la relación de los sesgos en la cognición social”, explicaron los investigadores en un comunicado.
“El principal objeto de la educación no es enseñarnos a ganar el pan,
Sino capacitarnos para hacer agradable cada bocado” José María Vigil
arnoby@elhispanonews.com

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