Pareciera que el hampa se toma las calles de Dallas

Por Arnoby Betancourt

Es hora de que el Alcalde de Dallas, también se interese y le dé prioridad a otro tipo de construcción: La de la seguridad ciudadana.

Share This With Friends:


ARNOBY BETANCOURT
Director de la
Escuela Comunitaria de Derechos Humanos de Texas

Días atrás, el lunes 8 de Mayo, sobre la Spring Valley Road con la Waterfall Way, cuando eran aproximadamente las 4 de la tarde, se escenifico una persecución vehicular en donde, desde una camioneta “pickup truck” un hombre disparaba a dos personas que se movilizaban en un vetusto sedan verde. Transitando ambos vehículos a velocidades extremas e invadiendo el carril contrario, los protagonistas de tan criminal acto, ignoraban a las personas y demás vehículos que merodeaba ese sector, por cierto muy concurrido.

Lo que agravo la dantesca escenografía, fue la ausencia de los oficiales de policía a pesar de las respectivas llamadas de los intimidados y angustiados transeúntes. Tal vez se explica esa ausencia, por la reiterada operatividad de la delincuencia que quizá percibe una ciudad de Dallas debilitada por el numeroso retiro de policías experimentados ante la desatención salarial de las autoridades municipales.
Hace muy poco, también en las calles de Dallas, tras una intensa persecución policial a la altura de la Plano Road con Forest Lane la policía capturo a cuatro sujetos sospechosos de haber participado en un robo y quienes intentaron escaparse transitando a altas velocidades.
Sin ahondar en otras peores situaciones de inseguridad, al parecer la gran mayoría de crímenes, tienen que ver o están relacionados con el tráfico de drogas, y no hay duda que hay que encender las alarmas porque decisiones inentendibles como la expedición de la aberrante Ley SB04, fracturarán mayormente la relación policía-comunidad.
Mientras que la administración de la ciudad de Dallas no tenga plena conciencia de la necesidad prioritaria de invertir social y económicamente en los agentes de la seguridad pública, el panorama municipal se estará oscureciendo. Es que el alcalde de una ciudad, administrativamente hablando, es la primera autoridad de policía y es su principal deber conservar el orden público. Y la pregunta sería: Que acciones o programas se están implementando ante tan alarmante situación.
La incorporación de la comunidad y de los individuos que la configuran a las tareas de seguridad es una acción inaplazable porque permite hablar de la necesidad de coproducir seguridad entre todos los actores involucrados. Sin la incorporación efectiva de la comunidad, no hay garantías para combatir el crimen y la inseguridad.
Los diagnósticos elaborados por los ciudadanos son fundamentales por la razón de que son precisamente ellos, los que conocen las zonas de mayor inseguridad y riesgo, las posibles necesidades que deben arbitrarse, y sin ellos, además, es imposible el refuerzo de los lazos afectivos con la municipalidad.
Esta política de seguridad implica buscar formas y mecanismos adecuados de cómo incorporar a la comunidad, y por otro lado de cuándo hacerlo; en otras palabras, en qué instancias la comunidad puede desempeñar un rol y cuáles son las otras instituciones y organismos llamados a hacer frente a la seguridad. Seguridad ciudadana y seguridad pública son abiertamente conceptos diferentes que en ningún momento debemos llegar a confundir.
La seguridad pública es aquella garantizada por los servicios dependientes de una concepción monopolística del Estado, que se concreta funcionalmente en aquellos tipos de servicios que prestan los diferentes cuerpos de policía, además de los tribunales de justicia, con la finalidad de mitigar los comportamientos violentos y las diferentes clases de delincuencia.
El concepto de seguridad ciudadana por supuesto también alude a la búsqueda de seguridad contra la ocurrencia de hechos violentos o delictivos, pero a diferencia de la pública, participan en ella nuevos actores sociales. Desde la seguridad ciudadana se asume que otras instituciones locales y estatales, y sobre todo los propios beneficiarios, es decir los habitantes de las ciudades, las organizaciones vecinales y de barrio, y en definitiva la propia sociedad civil, contribuyan a su consecución, desempeñando un importante y destacado rol.
Cuando los individuos se incorporan como agentes activos a la coproducción de la seguridad en las ciudades, la cultura de la prevención y las instancias formales se revalorizan, llegando a constituir uno de los aspectos clave para el combate de la criminalidad y la violencia.
Es hora de que el Alcalde de Dallas, también se interese y le dé prioridad a otro tipo de construcción: La de la seguridad ciudadana.
arnoby@elhispanonews.com

Share This With Friends:


Be the first to comment

Leave a Reply




Loading...