En EE.UU. los valores éticos-morales en política, poco importan

Por Arnoby Betancourt

Por encima de todo, la administración Trump debería ser completamente transparente en cuanto a cualquier negocio del gobierno con el imperio Trump.

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ARNOBY BETANCOURT
Director de la
Escuela Comunitaria de Derechos Humanos de Texas

Al inicio de sesiones del nuevo Congreso de EE.UU., un grupo de republicanos encabezados por el legislador de Virginia, Bob Goodlatte, inició una pequeña rebelión en una reunión a puerta cerrada en la que votaron a favor de una iniciativa para restar poder a una entidad de ética independiente que investiga a los congresistas y su personal.

La iniciativa, que tuvo que ser retirada el mismo martes de 3 de Enero, buscaba acabar con la “excesiva intrusión” de la Oficina de Ética del Congreso, “OCE”, y colocar a la entidad, ahora independiente, bajo la jurisdicción del Comité de Ética de la Cámara baja, acusado en el pasado de ignorar acusaciones creíbles contra congresistas.

Recordemos, que también las elecciones presidenciales estuvieron permeadas de corrupción, pues según el FBI los “hackers rusos” reventaron las elecciones de EE.UU.; Y la misma Agencia Federal, en un informe puso nombre y apellidos a varios grupos de ciberdelincuentes rusos que influyeron en el resultado electoral.

También el diario The New York Times aseguró que la conclusión de las agencias de inteligencia se basa en parte en el descubrimiento de que los rusos no solo atacaron los sistemas informáticos del partido demócrata, sino también del republicano.

El rotativo corroboro, citando a funcionarios estadounidenses, que Rusia lanzó ataques la pasada primavera boreal contra los sistemas informáticos del Comité Nacional Republicano (RNC) además de contra los del demócrata, algo que hasta ahora no se sabía. La duda está en por qué los datos del Partido Republicano no salieron a la luz, como sí ocurrió con los del demócrata.

Para que las instituciones se enmarquen dentro del concepto del Estado Democrático de Derecho, resulta indispensable que el ejercicio de las funciones públicas sea desarrollado con total trasparencia ética y moral, de manera tal que sean observados, respetados y aplicados los principios constitucionales, sin esguinces ni tretas. De lo contrario, todo el orden jurídico se desmorona por su base y la Constitución pasa a convertirse en formulación teórica, formal, lejana de la realidad.

Ahora bien, ¿Que pasara con los conflictos de intereses del multimillonario empresario Presidente? Es vox populi su inteligencia, así lo dijo él, para beneficiarse de las leyes federales obteniendo réditos por declararse en banca rota, y también es de público conocimiento su negativa a presentar sus declaraciones de impuestos.

Miren no más los negocios, por encima de la mesa, que están de por medio:

En China, un blanco frecuente de Trump durante la campaña, el Banco de China es parte de un grupo que le prestó $950 millones a un edificio de negocios en Manhattan afiliado con Trump.

En India, socios de negocios de Trump están construyendo conjuntos de apartamentos de lujo. In India, tres desarrolladores indios volaron a Nueva York recientemente y se reunieron con el presidente electo.

Y en Alemania, el consternado Deutsche Bank ha estado involucrado en 3.500 millones de dólares en préstamos a entidades de Trump desde 1998.

Estas conexiones crearían más que suficiente controversia para la mayoría de las administraciones.

Por encima de todo, la administración Trump debería ser completamente transparente en cuanto a cualquier negocio del gobierno con el imperio Trump.

En una reciente encuesta elaborada por CBS News sobre los conflictos de interés que tendrá Donald Trump como presidente, 59% de los estadounidenses respondió que si los tendrá; 8 de cada 10 demócratas lo creen, al igual que una cuarta parte de republicanos.

Sobre el escenario hipotético de que Trump anteponga sus intereses a los de la nación, una encuesta de Fox News revela que a más de la mitad de los estadounidenses le preocupa.

En lo que parece un laberinto difícil de salir para Trump, en entrevista con Fox News comento que rechazara “miles de millones de dólares en ofertas” durante su Presidencia. De hecho, acepto que ya había rechazado “siete acuerdos con un gran jugador”.

Lo cierto es que Trump piensa que no existen problemas legales para compaginar sus intereses personales con los de la Nación: “No voy a estar haciendo ofertas en absoluto”, dijo. “Tengo el derecho de hacerlo. Pero no quiero hacerlo”, afirmo.

De su razonamiento se deduce que lo que no está prohibido por la ley se puede hacer, aunque él vaya a ocupar el puesto más importante de la política estadounidense. Lo que si castiga la ley es la corrupción, el soborno y el fraude. Y se castigan con juicio político.

arnoby@elhispanonews.com

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