MEXICO.- La primera escena es típica para cualquier persona familiarizada con los cruces fronterizos ilegales. Moisés, interpretado por Gael García Bernal, aparece sobre una camioneta de redilas y acompañado por otro grupo de migrantes se dirige a la frontera con Estados Unidos. Repentinamente, el vehículo sufre un desperfecto y se quedan varados en una zona desértica.
Los polleros, traficantes de indocumentados, deciden seguir a pie. Tan pronto se internan a Estados Unidos comienza una odisea en la cual uno a uno del grupo de inmigrantes cae muerto a balazos, producto de un estadounidense que se considera a si mismo el defensor del país.
Solamente dos personajes sobreviven, Moisés y una adolescente llamada Adela, interpretada por Alondra Hidalgo. Los cuales luchan para escapar del ‘loco’ gringo Sam, caracterizado por Jeffrey Dean Morgan.
Esta es una historia que mucho se parece a la retórica que se libra en los días previos a la elección presidencial.
El director de la película, Jonás Cuarón, considera que la retórica de Donald Trump sobre los inmigrantes sin autorización valida los temores que inspiraron su película “Desierto”, que a ocho años de concebida parece tener más vigencia que nunca.
“El guion lo empecé hace ocho años y me tardé tanto que él (García Bernal) siempre se burlaba de mí y me decía, ‘no, ya papá, cuando salga no va a ser relevante’. Y lo triste es que, a unos meses de que se estrenara, pues apareció Donald Trump”, dijo Cuarón en una entrevista reciente con The Associated Press en Nueva York, apropósito de su estreno del viernes en Estados Unidos.
“Es que uno es muy optimista”, señaló García Bernal, sentado a su lado. “Uno piensa que jamás puedan existir estas cosas. La verdad, cuando empezó a salir este personaje uno decía, ‘claro, ¿no?’. Pero después uno llega a entender que justamente él es una ‘causalidad’, es que es completamente sintomático de cómo piensa mucha gente en Estados Unidos”.
“Es tristísimo ver cómo la migración una vez más en el mundo entero es la carta más fácil que los políticos puedan jugar, porque incluso el silencio de los demócratas es cómplice de eso, el silencio de gran parte de la sociedad que acepte que el concepto de que los migrantes son malos, de que vienen a sacar ventaja, de que vienen a aprovecharse de una situación, eso no se debería permitir”, añadió. “Tiene que haber un cambio brutal en este sentido y no solo es responsabilidad de nosotros los que somos de fuera, de otros países decirlo, sino desde Estados Unidos tiene que venir de una forma contundente, fuerte, un rechazo a ese discurso de odio y una incorporación y sobre todo apelar a que se discutan las cosas de una forma más ilustrada también”.
Reynaldo@elhispanonews.com
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