Acatar las leyes – parte 2

Por Claudia Herrmann

La venta de alimentos está sujeta a una licencia.

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Claudia Herrmann
Presidente de la
Asociación de
Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas

La semana pasada hablé acerca de conductas que debemos aprender para gozar de la aceptación social en este nuestro país adoptado. En esta ocasión me referiré a las conductas legales. En alguna ocasión el Cónsul General de México se refirió al caso de una señora que vendía tamales afuera del Consulado Mexicano y que no comprendió porque fue arrestada por la policía de Dallas cuando lo único que hacía era vender tamales afuera del edificio consular. 

Por si no hemos caído en la cuenta, este es un país de leyes. Buenas o malas, eso es irrelevante, son las leyes que nos rigen y debemos acatarlas. Existe una máxima jurídica que dicta que “el desconocimiento de las leyes no excusa su cumplimiento” y que es de aplicación universal.

La venta de alimentos está sujeta a una licencia. Los restaurantes deben contar con ella, además de que estos establecimientos deben obtener permisos y cumplir con requisitos de seguridad para quienes laboran en ellos y para sus comensales. Las reglas son claras. Si las cumplimos, no debemos tener ningún problema en obtener y luego en mantener las licencias y permisos aplicables. La venta de alimentos en la vía pública está muy acotada. Sólo se puede hacer en determinadas circunstancias y de nueva cuenta, con las licencias y permisos conducentes.

La mayoría de las actividades profesionales están sujetas a la obtención de una licencia. Para obtener la licencia, se deben cursar estudios y se deben hacer exámenes que acrediten que estamos facultados para ejercer la profesión de que se trate. Los estilistas, maquillistas, médicos, abogados, contadores, analistas financieros, veterinarios, agentes de bienes raíces y de seguros y muchas otros profesionales deben contar con su licencia para ejercer su actividad profesional, además de que están obligados por ley a renovarla si desean continuar en el ejercicio de su profesión. No basta con que tengamos una cédula profesional de nuestro país de origen, debemos revalidar nuestros estudios aquí, hacer los exámenes aplicables y obtener la licencia aquí. En caso contrario, estamos cometiendo un delito y se nos puede enjuiciar y encarcelar por la violación de las leyes del estado. Averigüemos cuales son los requisitos para lo que deseamos hacer y cerciorémonos de cumplirlos.

En épocas electorales siempre se desata un furor electoral y es fácil que nos atrape. Pero si no somos ciudadanos no debemos registrarnos para votar y mucho menos acudir a las urnas. El votar es un privilegio reservado a los ciudadanos de este país. El votar sin serlo es un delito y puede ameritar nuestra deportación. Si somos ciudadanos y recibimos un citatorio para fungir como jurado popular, debemos acudir a la cita. Es una de las obligaciones cívicas que debemos acatar como ciudadanos.

El reglamento de tránsito de Texas no es un catálogo de sugerencias. Sus disposiciones son órdenes que debemos obedecer cuando nos sentamos al volante. El límite máximo de alcohol permisible debe estar por debajo del 0.08% de contenido de alcohol en la sangre, para conductores con licencia comercial es de 0.04% y para conductores menores de 21 años la tolerancia es cero. Si bien cada persona tiene otra tolerancia hacia el alcohol, la media fluctúa entre 2 a 3 copas por hora en donde la media es una cerveza de 12 onzas, una copa de vino de 5 onzas o un vaso de 1.5 onzas de algún licor como el tequila. Así que lo mejor es limitar nuestra ingesta alcohólica a dos bebidas.

En materia de infracciones de tránsito, es importante fijarnos en los límites máximos de velocidad. Si bien los policías usualmente no detienen a un vehículo que va 5 u 8 millas arriba del límite de velocidad, más vale no tentar nuestra suerte, sobre todo si no somos ciudadanos de este país o somos indocumentados. Una infracción de tránsito o un citatorio judicial no atendidos desembocan en una orden de arresto en contra nuestra.

La violencia doméstica es un delito, así que más vale que nuestra relación de pareja y familiar sea una de respeto y cordialidad. Además es por nuestro propio bien.

Hay muchas más leyes y reglamentos que debemos acatar. Más vale que vayamos familiarizándonos con ellas y las obedezcamos cabalmente.

Hasta la próxima y buena suerte. Claudia Herrmann es Presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas cherrmann@amepusa.org

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