Maestros viven pesadilla por la violencia en Sinaloa

Por Reynaldo Mena

La situación que se vive hoy en los planteles educativos no en todos cabe aclarar, es realmente lastimosa.

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MEXICO.- La realidad que se vive en algunas escuelas de Sinaloa ayer fue claramente evidenciada en una carta que un profesor de una escuela de bachiller dirigió a Rosy Jacobo, presidenta del Semáforo Delictivo. Esta misiva muestra el SOS que hacen maestros respecto a la violencia que viven dentro de la escuela. Aquí, parte de la carta:

«Tengo alrededor de cuatro años trabajando con jóvenes de bachillerato. He vivido en carne propia la penetración de la narcocultura en los jóvenes. A manera personal, en mi experiencia he sido víctima de amenazas, tanto a mano armada como de manera verbal, que en su momento estudiantes me dirigieron, todo para poder alterar sus calificaciones.
Una experiencia que viví -y creo yo es la más impactante de mi vida- fue cuando comencé a trabajar con jóvenes bachilleres, siendo la primera ocasión en que trabajaba con adolescentes, ya que mi experiencia se limitaba a la docencia infantil. Para mí fue un cambio brusco cuando traté de ejercer la autoridad como maestro dentro del aula.
Fue cuando comencé a darme cuenta de la magnitud de los riesgos que enfrentaba. En esa ocasión, tras tratar de ser recto como docente, tuve que reprobar a un educando a consecuencia de esto. Este alumno me acosaba al salir de clases con arma en mano; por vía telefónica mediante llamadas y mensajes de texto, infundiendo tal temor en mi persona, que hasta contemplé no regresar al plantel y renunciar a mi profesión. Afortunadamente procedí de manera correcta, di parte a las autoridades educativas y pudimos solucionar las cosas.
Recientemente también he sido víctima de violencia dentro de otro plantel. Esta vez, un alumno, al no parecerle que yo como docente le llamara la atención dentro del aula, se me fue encima a golpes. De no ser por el auxilio de los demás alumnos, mi persona habría sufrido lesiones, pero no fue así. He observado cómo los mismos estudiantes entre sí se enrolan y convencen para vender drogas dentro de las instalaciones escolares.
La autoridad se ha enfrentado a situaciones horrorosas e incontables. He visto a jóvenes ajenos a la institución llegar bajo influencia de alcohol y de otras substancias para golpear a los alumnos. He visto incluso cómo descargan armas de fuego fuera de las instalaciones como amenaza a alguno de los estudiantes. Es muy entristecedor observar y saber que los estudiantes consumen narcóticos dentro de los planteles. Darse cuenta de cómo la influencia del consumo va permeando una generación tras otra y ver cómo los alumnos regulares persuaden a los de nuevo ingreso a consumir.
La falta de identidad, así como la baja calidad moral, ha provocado la cultura global, aunado esto al bajo poder adquisitivo de las familias, lo que ha permitido que la cultura negativa se apropie tanto de nuestros jóvenes como de los espacios. Esto los convierte en carne de cañón para ser tanto distribuidores en potencia, consumidores y, en su caso, productores de algún tipo de sustancia, así como -por qué no mencionar- fungir también como reclutas de fuerzas armadas que trabajan para el crimen organizado.
La situación que se vive hoy en los planteles educativos no en todos cabe aclarar, es realmente lastimosa. He visto jóvenes que a causa de sus vicios se llegan a prostituir, o bien, a guardar o transportar en sus mochilas estas sustancias tan solo para conseguir unos pesos que les permitan comprar material para satisfacer su necesidad de consumo.
Reynaldo@elhispanonews.com

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