El pasado Viernes 14 de Julio, el presentador de noticias de Fox New, Shep Smith, en forma indignada, demostró su inconformismo por la falta de honestidad con que el Presidente de los Estados Unidos ha manejado el vergonzoso escándalo del “Rusiagate”: “¿Por qué es mentira, tras mentira, tras mentira?, se preguntaba Smith frente a su colega Chris Wallace, durante el set noticioso.
“Todavía hay gente allá afuera que cree que nosotros estamos inventando todo esto. Un día ellos se van a dar cuenta que no lo estamos haciendo y van a voltear su mirada y preguntar por qué entonces se dijeron tantas mentiras”, recalco Shep Smith al final de una semana tempestuosa en donde el mismo hijo del Presidente de EE.UU. confesaba y exponía los correos electrónicos que confirman lo que el Presidente, su hijo y otros han negado repetidamente: Que los principales miembros de la campaña presidencial de Donald Trump se reunieron con representantes del gobierno ruso buscando ayuda para afectar la campaña presidencial de Hillary Clinton y conseguir que Donald Trump sea elegido, como finalmente aconteció.
Claro que esta confesión pública que Donald Trump Jr. hiciera el Martes 11 Julio, se dio al enterarse que el New York Times tenia evidencias de esos oscuros hechos, y por eso, el día Miércoles 12, el prestigioso diario escribía: “Todo el tiempo, la verdad estaba ahí, en los mensajes de correos electrónicos de Donald Trump Jr.”.
Según fuentes informativas, en los registros de la Comisión Federal de Elecciones, consta un pago a la firma de abogados Alan Futerfas “por asesoría legal” al hijo del Presidente de EE.UU. El 10 de Julio, el abogado defensor criminal de Nueva York le confirmó a la agencia noticiosa Reuters, que estaba representando a Donald Trump Jr., el hijo mayor del presidente, en asuntos relacionados con Rusia, pero se abstuvo informar desde cuando le está brindando esa asesoría legal.
Las revelaciones de la semana pasada de que el hijo del presidente de EE.UU., Donald Trump Jr., se reunió con una abogada rusa con fuertes lazos con el Kremlin arrojó nueva luz sobre el alcance de la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016.
La primera señal de la intromisión de Moscú se produjo en septiembre de 2015, cuando el FBI notó por primera vez que los piratas informáticos rusos se habían infiltrado en un sistema informático perteneciente al Comité Nacional Demócrata.
Casi un año después, otros informes y testimonios de funcionarios de inteligencia actuales y antiguos han pintado un retrato de la interferencia electoral de Rusia como una campaña multifacética, bien planeada y coordinada dirigida a socavar la columna vertebral de la democracia estadounidense: elecciones libres y justas.
Ahora, mientras el abogado especial del FBI, Robert Mueller, y los comités de inteligencia del Congreso continúan investigando la interferencia electoral de Rusia, hay evidencia de que la campaña de hacking y desinformación llevada a cabo por el presidente ruso Vladimir Putin tomó al menos cuatro caminos separados pero relacionados.
El primero consistía en establecer contacto personal con los estadounidenses percibidos como simpáticos a Moscú, como el ex jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Michael Flynn, el ex presidente de la campaña de Trump, Paul Manafort, y el ex asesor de la política exterior Trump, Carter Page, Objetivos de política exterior.
El segundo implicaba hackear los servidores de correo electrónico del Comité Nacional Demócrata y luego dar el material a WikiLeaks, que fue quien filtró los correos electrónicos en lotes a lo largo de la segunda mitad de 2016.
El tercero fue ampliar el valor de propaganda de los correos electrónicos filtrados con una campaña de desinformación llevada a cabo principalmente en Facebook y Twitter, en un esfuerzo por usar “bots” automatizados para difundir noticias falsas y “agitprop pro-Trump”, una estrategia rusa para obtener réditos políticos influenciando la opinión pública.
Y la cuarta fue violar los sistemas de votación de los Estados Unidos en 39 estados que conducen a las elecciones, en un esfuerzo por robar datos de registro que las autoridades dicen podrían ser usados para apuntar y manipular a los votantes en futuras elecciones.
Y causa más indignación, ya que ahora también se conoció que el fiscal general de EE.UU sí se reunió con funcionarios Rusos durante la campaña presidencia.
Tanto en su declaración para ser nombrado por el Senado como en el formulario de autorización de seguridad SF-86 que llenan los altos funcionarios estadounidenses, Jeff Sessions, el hoy Fiscal General de EE.UU. no dijo la verdad sobre sus encuentros con oficiales del Kremlin
En la audiencia ante el Senado, Jeff Sessions insistió en que cualquier insinuación sobre su alianza con Rusia para afectar las elecciones era una “mentira terrible y detestable” pero lejos de dar respuestas claras sobre el asunto, se dedicó a esquivar las preguntas de los representantes.
James Comey, quien fuera el Director del FBI, fue despedido por la investigación que adelantaba sobre la influencia rusa en la elección. Las dudas siguen latentes: ¿puso Putin presidente de los Estados Unidos, “apenas” ayudó o son calumnias de los hechos y los medios, convertidos en “oposición”?
arnoby@elhispanonews.com
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