El estado de Texas será el más afectado si el presidente Trump decide salirse del nafta

Por Arnoby Betancourt

El estado de Texas puede sufrir serias consecuencias por las decisiones del presidente Trump.

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Dallas, Texas. El pasado 19 de Junio, en el Instituto George W. Bush, se llevó a cabo un conversatorio entre comerciantes, empresarios, dirigentes gremiales y expertos en asuntos económicos, con el fin de analizar el impacto socio-económico que tendrían, ya sea la salida de EE.UU. o una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN o más conocido como NAFTA, por sus siglas en ingles. El resultado, en términos generales, es que el Estado de Texas seria desastrosamente afectado en su economía, y por ende, en la calidad de vida de los tejanos.

El Presidente Donald Trump, como es su costumbre el opinar sin fundamentos, ha dicho que el NAFTA es uno de los peores tratados que ha hecho EE.UU.; sin embargo, los expertos en economía como Matthew Rooney, Director de Crecimiento Económico, considera que ese Tratado de Libre Comercio fue el gran creador de oportunidades para EE.UU., Canadá y México, los países suscriptores. Creo magnificas oportunidades de comprar, de vender, y eso significa una oportunidad de ampliación de la libertad del consumidor, del empresario, del industrial, etc. Recalco el experto en asuntos de negocios que “Una apertura de negocios no puede ser negativa”.
Es menester recordar que el Primero de Enero de 1994, entro en vigencia el NAFTA, abriendo fronteras comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá, creando uno de los bloques más sólidos e importantes del comercio mundial. Desde entonces, el TLCAN no ha dejado de estar en el centro de la controversia. Sus críticos en los diferentes países lo señalan de haber afectado sectores clave de la industria nacional, como el agrícola en México. Lo que queda claro es que un tratado de tal envergadura ha generado beneficios pero también prejuicios.
Para los líderes mexicanos, ese intercambio era central, vital y no negociable. Al menos hasta que llegó el presidente Donald Trump y prometió anular los casi 500 mil millones de dólares anuales del comercio entre los dos países si no se lograba renegociar algo más favorecedor para Estados Unidos. Ahora los políticos de México tienen una nueva prioridad: insistirle a sus contrapartes estadounidenses para que se apresuren y actúen.
Aunque desde hace tiempo el libre comercio es cuestión de fe en México, la incertidumbre respecto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte está afectando al país de manera negativa.
La inversión extranjera disminuyó de forma abrupta y las empresas están ahorrando sus capitales para ver cómo terminan las cosas. El año pasado, este tipo de inversión disminuyó un seis por ciento, un preludio de lo que los analistas predicen que será una caída del 21 por ciento en 2017.
Si a esto se le suman las fluctuaciones del peso, una disminución en las expectativas de crecimiento, una tasa de interés que va en aumento y una inminente resistencia política, el apuro se hace evidente. México y sus inversionistas necesitan certezas.
“Desde la perspectiva estadounidense y la de Trump, este es un problema meramente opcional”, afirmó Michael Camuñez, presidente de Manatt Jones Global Strategies y secretario adjunto de Comercio en el gobierno de Obama. “Han tomado una de las relaciones comerciales más productivas del mundo y, aunque sea difícil de creer, la han convertido en un problema”.
Lo realmente detectado en el panel celebrado en el Instituto George W. Bush, es un panorama muy desastroso para la economía del Estado de Texas, dada la grande dependencia que tiene de México en muchos ordenes de la economía y del consumo. Aunque el TLCAN es un acuerdo que pretende beneficiar a los tres países que lo suscribieron, las mayores ganancias obtenidas se han quedado en empresas de capital estadounidense.
arnoby@elhispanonews.com

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