Trump, no tiene honorabilidad presidencial

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Trump, no tiene honorabilidad presidencial 

En la historia política estadounidense contemporánea no se había presentado un candidato presidencial que aportara tanta evidencia de carecer de reconocida honorabilidad para presidir la nación más poderosa del planeta. 

A Donald Trump es fácil hacerle un glosario de sus yerros, de sus impertinencias, de sus insultos, de sus calumnias, de sus inmoralidades y de sus inverosímiles propuestas que riñen con la Ley y la Constitución; y todo ello denotando su nimia inteligencia emocional y cerebral. Honorable es un adjetivo para quien es digno de ser honrado o acatado y la idea de integridad, como la de honorabilidad, conducen a la condición de una persona de conducta irreprochable, o sea que, el mismo Donald Trump en su incoherente y visceral campaña, ha aportado el suficiente acervo probatorio que demostraría que carece de la cualidad moral y de la honorabilidad para desempeñar el alto cargo de Presidente de los EE.UU. 

Hace pocos días, el mismo Barack Obama, que es un constitucionalista connotado, en una rueda de prensa desde la Casa Blanca, había afirmado que Donald Trump no era apto para ser Presidente, y les espeto a los dirigentes republicanos que si reconocían como inaceptables las vociferaciones de su candidato, entonces porque no le quitaban el respaldo. La Constitución de los Estados Unidos fue escrita de tal manera que puede evitar la llegada de un populista demagogo al cargo presidencial. Las voces de indignación contra la agresiva y grosera campaña presidencial de Trump cada día crecen más. 

En un reciente evento a favor de Hillary Clinton, el multimillonario Warren Buffet cuestionó y retó severamente al candidato republicano sobre varios tópicos, y con vehemencia le dijo: “Yo le pregunto a Donal Trump, ¿Acaso usted no tiene sentido de la decencia?”; y un congresista de su partido, Richard Hanna, que ya ha dicho que votará por Clinton, manifestó con contundencia: “Creo que Trump es una vergüenza nacional”. 

El Establecimiento Republicano está fracturado y su preocupación va mas allá de no pisar la Casa Blanca por otros cuatro años, sino también porque debe proteger el control del Congreso. Meg Whitman, CEO de Hewlett Packard, una republicana  quien es de las principales donantes y recaudadoras del partido, dijo que votara por Hillary Clinton y calificó a Trump como “demagogo”; y dos figuras prominentes del Partido Republicano que tempranamente habían respaldado a Trump, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, también se habían manifestado contra Trump, y Gingrich había dicho que lo que hacia Trump era ayudar a Hillary Clinton; y Jan Harper-Hayes, vicepresidenta de la organización de Republicanos por el Mundo, acusó al candidato de “enfermo mental”. 

En una nota de John Carlin de El País de España, titulada “Trump, el caballo de Caligula”, se puede leer: “Desde que el emperador nombrara cónsul a su caballo, no ha habido un caso en el que la discrepancia entre la capacidad y las exigencias de un cargo sea más abismal”. En síntesis, respetando profundamente el derecho del elector estadounidense, constituiría una irresponsabilidad elegir a un interdicto como presidente de los Estados Unidos.

Arnoby Betancourt

Organizador Comunitario

 

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