MEXICO.- Mientras se discute la construcción del muro en la frontera y se agitan las discusiones en torno a la población indocumentada en Estados Unidos, los conocidos “polleros” (traficantes de indocumentados) ya han aumentado sus cuotas hasta en un 100 por ciento, según reportes de la prensa mexicana. También se reporta que continúan los secuestros y la tortura contra esos grupos.
Migrantes deportados en varias ocasiones, y en la actualidad varados en Tijuana, expusieron que la cuota de los traficantes de indocumentados subió 128.6 por ciento en los cruces por la sierra.
El periódico Reforma, también informa que por puertos fronterizos terrestres o túneles en la frontera se incrementó aún más, ya que argumentan son zonas más seguras para cruzar.
Hasta noviembre pasado costaba 3 mil 500 dólares por persona cruzar por las montañas; en enero la cifra se elevó a 8 mil dólares –alrededor de 160 mil pesos–, bajo el argumento de que hay más riesgo con las nuevas políticas del Gobierno de EEUU.
Cruzar con una visa valida por parecido físico, pero que no pertenece a quien que la porta, puede superar los 12 mil dólares, unos 240 mil pesos.
Los migrantes relataron cómo sobrevivieron semanas de tortura física y psicológica en Ojinaga, Chihuahua, donde fueron plagiados por un grupo criminal al que identifican como “La Línea”.
Un ex trabajador de la construcción de Dallas de nombre Efrén Guevara Galindo, de 50 años, dijo que aún no se recupera de patadas y heridas con una navaja en brazos, pierna y el costado, que le infrigieron una banda de “coyotes”.
Guevara, quien llegó de ocho meses de edad a EU, aseguró que ya no piensa cruzar de manera ilegal, después de su experiencia en diciembre pasado.
La decisión le afecta más que sus lesiones, indicó, pues deja atrás a su esposa, seis hijos y 15 nietos.
Dijo que fue torturado porque los delincuentes no localizaban a su familia que reside en EEUU para cobrarles por su rescate.
A Guevara lo han deportado cuatro veces, la ˙última fue por Acuña, Coahuila, y fue plagiado al llegar a Ojinaga para intentar un cruce por las montañas.
Las heridas se le infectaron y en la ˙última golpiza perdió el conocimiento. Los criminales lo dieron por muerto y lo tiraron en un paraje desierto, agregó.
En Tijuana no tiene trabajo, ni dinero para curar sus heridas, y aún no sabe qué decisión tomar con respecto a su vida, según esta publicación.
“Ya casi en la ˙última parte de mi vida, después de ganar 25 dólares (500 pesos) la hora en el trabajo, ahora estoy solo y sin la posibilidad de ver crecer a mis nietos”, lamenta Guevara, rodeado de haitianos que preparan su comida en el mismo albergue.
Reynaldo@elhispanonews.com
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