McCain, un héroe que hoy EE.UU. lo vuelve a necesitar

Por Arnoby Betancourt

Senador John McCain.

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ARNOBY BETANCOURT
Director de la
Escuela Comunitaria de Derechos Humanos de Texas

Dallas, Texas. Nadie imagino, que como el Ave Fénix, aquel pájaro fantástico de la mitología griega, John McCain resurgiera enhiesto y venerado, ingresando al augusto recinto senatorial ataviado con un impecable traje oscuro e irradiando una serena expresión facial adornada con una sonrisa placentera con la que agradecía a sus colegas por la inmensa y sonora ovación con que lo recibían.

Su andar firme y tranquilo no le impedía saludar a sus colegas, aunque era visible la herida color purpura sobre su ojo izquierdo, la cual brillaba como señal de la otra batalla que librará el aguerrido legislador, 5 veces Senador por Arizona: La de su propia vida.
Allí estaba el antiguo héroe de guerra, listo también para una batalla más, la de defender con su ideario republicano, los altos ideales de la institucionalidad estadounidense. Y la salva de aplausos proseguía.
Haciendo gala de un control absoluto de su poderoso cerebro, a sabiendas del letal ataque que le sobrevino, esperó sapientemente su turno para hablar, dada la magnitud del debate que debía afrontar. Irónicamente, a pesar de la gravedad de su diagnóstico de un tumor cerebral agresivo, estaba allí, para defender la salud de millones de estadounidenses.
Ante un Senado apabullado por la insensatez y el egoísmo, y a sabiendas de los repetidos fracasos de la reforma sanitaria del Presidente Trump, hizo sentir su voz expresándose desde lo más profundo de corazón. El hombre sincero, el soldado, el héroe, el senador experimentado, el antiguo candidato a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, a sus 80 años y afectado por un agresivo cáncer, dio una lección a sus compañeros del Congreso diciéndoles:
“Hemos de confiar unos en otros. Dejad de escuchar a los bocazas altisonantes de la televisión, la radio e internet. ¡Mandadlos al infierno!… Hemos estado perdiendo el tiempo en asuntos importantes porque insistimos en querer ganar sin buscar la ayuda del que está al otro lado del pasillo. No estamos logrando nada, compañeros míos, no estamos logrando nada”, se lamentó McCain ante un Senado enmudecido.
“Yo mismo he dejado a veces que la pasión gobierne mi razón. No creo que ninguno se sienta orgulloso de nuestra incapacidad. Dedicarse a impedir que tus oponentes políticos cumplan sus metas, no es el trabajo más inspirador. La mayor satisfacción es respetar nuestras diferencias pero sin impedir los acuerdos”, afirmó el legendario líder.
Sus palabras resplandecían en la sala. Pero John McCain no paró. Fue a lo concreto, a la ley que pretende sacar adelante Trump para liquidar el Obamacare, el sistema sanitario que ha dado cobertura a 20 millones de personas. “Voto a favor de la moción para permitir que el debate se abra y se presenten enmiendas. Pero no apoyaré esta ley como está hoy”, remató con compromiso patriótico.
El dramático proceso de votación del martes sobre el controvertido proyecto de ley de salud pasó por poco cuando el vicepresidente Mike Pence emitió el voto de empate, abriendo el debate para discutir la polémica legislación que desmantelaría la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, también conocida como Obamacare. Sólo dos republicanos, la senadora Susan Collins de Maine y la senadora Lisa Murkowski de Alaska, desertaron de las líneas partidarias y votaron en contra de la moción para proceder. Ningún demócrata votó a favor de la moción.
Horas más tarde, nueve senadores republicanos, incluido el coherente Senador McCain, se opusieron a la reforma propuesta por el propio partido. El Senado de EE.UU. tumbó en la noche del Martes 25 de Julio, la primera propuesta de los republicanos sometida a votación en esa cámara para derogar y reemplazar Obamacare. Con 43 votos a favor y 57 en contra, los republicanos no fueron capaces de aprobar un proyecto en el que hace semanas trabajan coaccionados por el mismo Presidente, Donald Trump.
Ante la falta de entendimiento, se espera que los republicanos lleven al Senado una derogación reducida de Obamacare conocida como “skinny bill” o “ley flaca”, en la que sólo sometan a votación enmiendas en los pocos aspectos en los que hallen consenso. Ahora empezarán largas semanas de discusiones y negociaciones. El senador por Arizona no podrá asistir a todas. Pero pocos dudan de que volverá en cuanto pueda. Enfermo o no. Así es John McCain.
arnoby@elhispanonews.com

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