Más de un millón de niños menores de cinco años de edad sufren desnutrición aguda en Sudán del Sur, en especial en el noreste y noroeste del país, informó la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
El organismo explicó en un comunicado que, además, un total de 300.000 mujeres embarazadas sufren grave desnutrición, por lo que la cifra de muertes entre las madres aumentó. La nota detalló que la crisis se debe a “la falta de alimentos, agua potable limpia y la carencia de centros médicos en la mayor parte del país”.
“La principal tragedia del informe que se ha presentado hoy (…) es que se trata de un problema causado por el hombre”, ha denunciado Eugene Owusu, coordinador humanitario de Naciones Unidas para Sudán del Sur. Agrego que él y la inseguridad en la que viven los trabajadores humanitarios, que han sido atacados durante el ejercicio de su profesión, así como el saqueo de “bienes humanitarios” han agravado la crisis. El hambre, la han convertido en una arma de destrucción masiva en Sudán del Sur. Los señores de la guerra cierran carreteras y campos de desplazados para provocar muertes en las etnias rivales por desabastecimiento de comida.
Isaiah Chol Aruai, presidente de la Oficina Nacional de Estadísticas de Sudán del Sur, explicó que “en el norte del país, en la zona de Unidad, hay varias zonas en situación de hambruna por cuenta de la guerra que azota al país desde hace tres años”. Desde 2013, Sudán del Sur está inmerso en un grave conflicto que enfrenta a sus dos principales etnias: Dinka y Nuer.
Hasta el año pasado, esta confrontación había matado a 50.000 personas, llevó a campos de desplazados a un millón y medio de ciudadanos (el 15 % de la población) y obligó a huir al extranjero a otro medio millón. Además, hoy tiene a cerca de cinco millones de sur-sudaneses (sobre todo mujeres y niños) en emergencia alimentaria.
Resulta que las comunidades rurales que dependían completamente de la agricultura y el pastoreo se han visto obligadas a abandonar sus hogares, granjas y ganado. Hoy no tienen con qué alimentarse y como no producen, pues el hambre se ha extendido como un epidemia.
De acuerdo con organismos humanitarios, esta es una de las peores crisis alimentarias del mundo, y empeorará aún más si la violencia continúa. Tres organizaciones de Naciones Unidas: El Fondo para la Infancia (Unicef), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), indicaron que 100.000 sur-sudaneses son víctimas de la hambruna, el nivel más alto de la escala IPC.
“Una declaración formal de hambruna significa que la población ha empezado a morir de hambre”, indicaron las tres organizaciones en un comunicado conjunto. “La situación es la peor catástrofe de este tipo desde que comenzaron los enfrentamientos en el país africano hace más de tres años”.
“Me gustaría aprovechar esta ocasión para instar al gobierno, a las partes beligerantes y a todos los actores a apoyar a los trabajadores humanitarios a proveer el acceso necesario y que sigan haciendo llegar nuestros servicios de socorro a las personas necesitadas”, declaró Eugene Owusu.
De acuerdo con información de Oxfam, Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, la guerra brutal ha obligado a más de 830.000 personas a buscar refugio en los países vecinos, principalmente en Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda, en donde también hay escasez de comida. La ilusión que miles de sur-sudaneses acogieron el 9 de julio de 2011, cuando Sudán del Sur celebraba su independencia del Norte, pronto acabó. La paz apenas duró unos meses y volvieron a vivir la tragedia histórica que los ha perseguido durante décadas.
De acuerdo con informes de organizaciones humanitarias, miles de civiles han sido asesinados, quemados, castrados, colgados, ahogados, asfixiados o muertos por hambre. Sus cuerpos fueron abandonados o apilados en fosas comunes. Incluso se ha identificado un caso de canibalismo forzado. Pero no hay números. Extraoficialmente se habla incluso de 300.000 muertos, los mismos que se ha cobrado la guerra en Siria desde 2011.
Para que el campo vuelva a producir y se logre reducir un poco la tragedia, el país tendría que disminuir su población a menos de la mitad, volver a cultivar el terreno y formar una estructura de gobierno que pueda gestionar las ayudas económicas. Y todo ello pasa por que acaben los combates y muchas familias puedan cruzar el río Nilo y volver a sus hogares. Algo impensable a corto plazo.
arnoby@elhispanonews.com
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