Texas fue uno de los estados que llevó a Donald Trump a la presidencia. A pesar de que ciudades como Dallas son demócratas, el resto del estado, el cual en una buena medida es rural, continúa siendo sólidamente republicano. El voto latino no fue suficiente para teñir al estado siquiera de color púrpura. Ciertamente hay avances pero son insuficientes para arrancar el férreo control republicano sobre Texas. Así como los latinos salieron a votar, salieron a votar los anglosajones. Muchas mujeres pasaron por alto los indeseables rasgos sexistas y misóginos del presidente electo y votaron por él en un porcentaje apabullantes. Más de un 27% de los latinos votaron por él, pasando por alto su postura grotescamente antiinmigrante.
Desde octubre Trump dio a conocer su plan para los primeros cien días de su mandato. Uno de sus puntos de acción es designar a China un país manipulador de su tipo de cambio y con ello sancionar las importaciones chinas con altísimos aranceles, desmantelar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), pero también hacer lo propio con el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (TLC), con la falaz promesa de devolver los trabajos manufactureros que desde hace décadas abandonaron Ohio y demás estados del denominado “cinturón del óxido” o “rust belt”.
El gravísimo problema es que Texas y California son estados que dependen enormemente del comercio internacional. El periodista Richard Parker apunta correctamente que uno de cada cinco empleos en Texas depende del comercio internacional, lo que equivale a tres millones de empleos directos. Más de medio millón de tejanos laboran para empresas extranjeras, y no hablamos nada más de gigantes como Toyota. Más de tres millones de camiones de carga circulan por la carretera interestatal I-35, de los cuales dos millones tienen a México como destino. Houston y Laredo figuran entre los diez puertos de mayor tráfico marítimo del país. La Administración Internacional del Comercio reporta que en 2015 las exportaciones de Texas fueron del orden de $248.2 mil millones de dólares anuales, de las cuales $92,489 mil millones tuvieron a México como destino. 39,005 empresas pequeñas y medianas tejanas son exportadoras. En otras palabras, el 62% de las exportaciones del estado acaban en los dos otros países signatarios del TLC, pero principalmente en México por la natural proximidad entre Texas y el país vecino.
Más de sesenta millones de turistas extranjeros visitan Texas al año, sea por placer o por negocios, y dejaron en el estado una derrama económica de $68.7 mil millones de dólares. Y adivinó usted correctamente: provienen principalmente de México, Canadá, el Reino Unido, Alemania, Brasil, Australia, Japón y China, en ese orden.
Todo este ir y venir y el resto de la actividad económica del estado (manufacturas, agricultura, ganadería, industria energética, servicios, etc.) se traduce en una derrama económica (producto interno bruto estatal) de $1.5 trillones de dólares en 2015, que corresponde al 9.21% del nacional. Ello podría llegar a su abrupto fin para abril de 2017, si el entonces presidente en funciones y un congreso aquiescente deciden “cancelar” el TLC, como amenazó Trump durante su campaña. Con ello asestarán un severo golpe a la economía del estado, todo con el poder de unos cuantos plumazos. Pero no nada más se eliminarían los empleos de las empresas exportadoras, se acabarán muchos de los empleos indirectos: en los Wal-Marts, 7-Elevens, HEBs, restaurantes, cafeterías como Starbucks, hoteles, moteles y muchos otros negocios que actualmente pululan las laterales del corredor de la carretera I-35, que son gran fuente de ingresos vía impuestos para el estado y los condados. Y como decimos en México, “de ahí pal real”.
En fin, ojalá que los gobernadores y congresistas de los estados en el corredor de la I-35 entiendan las implicaciones de lo que su presidente electo desea hacer, y logren meter algo de razón en su ideologizada cabeza, antes de que sea demasiado tarde.
Hasta la próxima y buena suerte. Claudia Herrmann es Presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas
cherrmann@amepusa.org
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