En la actualidad los principales medios de comunicación son emporios comerciales cuyos dueños se preocupan y ocupan primordialmente de sus ganancias. Antaño los medios de comunicación estaban repletos de reporteros ocupados con reportar la verdad de los hechos, y realizar un valeroso periodismo de investigación que en muchos casos resultaba en la denuncia de corruptelas públicas y privadas de personajes públicos.
El caso más emblemático del papel de la prensa y de un periodismo valiente, veraz y sin tapujos fue el del rotativo The Washington Post y los periodistas Bob Woodward y Jonathan Bernstein, quienes en 1972 publicaron la noticia de que el intento de robo y la colocación de aparatos de escucha en la sede del partido demócrata en el edificio Watergate había sido pagada con fondos provenientes del Comité de Reelección del Presidente Richard Nixon (CREEP por sus siglas en inglés). Al final del día, el escándalo Watergate expuesto por este medio de comunicación causó que el entonces Presidente Richard Nixon dimitiera antes de que se le sometiera a juicio político y consecuentes acciones penales.
En esta era de la “post-verdad” y de la “realidad alternativa” (que no son más que sinónimo de mentiras flagrantes), la integridad de los medios de comunicación es esencial para el funcionamiento de la democracia norteamericana. Por ello es lamentable que los medios de comunicación -y el caso de CNN es ejemplificativo de ello-, dejen a un lado el periodismo veraz y objetivo, y en su lugar llenen sus espacios mediáticos con “sesudos” comentarios de expertos que contratan para comentar en particular, sobre el estado de la política. De tal suerte, los periodistas son sustituidos por una comentocracia que tiene su propia agenda que no necesariamente está alineada con la verdad de los hechos. Quedaron en el pasado aquellos gloriosos días en que CNN proporcionaba información exhaustiva en vivo y en el lugar de los hechos, libre de editoriales inanes. Era la era de la llamada “cobertura de saturación” de la cual derivó el término “efecto CNN”, es decir, el poder de los medios de comunicación para cambiar políticas e inspirar empatía al obligar al público a mantener sus ojos en los acontecimientos que se despliegan momento a momento.
En la elección pasada, los espacios informativos estuvieron dominados por expertos riñendo sobre los tweets de Donald Trump y las encuestas. Peor aún, el pasado 9 de noviembre, cuando ya era un hecho que Trump había alcanzado y hasta había sobrepasado el número necesario de votos de los colegios electorales para ganar la presidencia, los expertos de CNN aún reportaban que Hillary Clinton iba a la delantera. Al comparar en ese momento lo que reportaban medios como Fox News y CNN, tuve la sensación de encontrarme en la dimensión desconocida.
El modelo de periodismo a base de comentarios editoriales es problemático porque cuando un periodista tiene el deber de reportar verazmente los hechos, un comentócrata no sujeto a los rigores del periodismo, tiene la libertad de inventar la realidad de acuerdo a su muy particular agenda personal. Pero ello provoca que comentarios editoriales carezcan de valor informativo. Desde un punto de vista financiero el modelo sirve a los intereses económicos de los dueños del medio, ya que los dramáticos debates y los cada vez más cortos ciclos noticiosos ayudan a subir los ratings y con ello las ganancias. Pero ese modelo informativo está resultando contraproducente porque los medios pierden su credibilidad. Por supuesto, es financieramente más viable poner a una cabeza parlante a hablar que a enviar equipos de reporteros con cámaras, helicópteros, camionetas equipadas con conexión a satélites de un lado a otro, pero quien resulta lastimada es la audiencia.
No digo con ello que los comentarios editoriales no sean importantes y necesarios. Sin embargo, el permitir que éstos sustituyan al periodismo veraz e independiente es una tergiversación de la función primordial de un medio de comunicación, que es el de informar.
Hasta la próxima y buena suerte. Claudia Herrmann es Presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Dallas cherrmann@amepusa.org
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