Philip Morris, la mayor empresa de cigarrillos del mundo se despide del humo

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La tabacalera con 182 años de experiencia en el mercado anunció que los cigarrillos electrónicos serán su nuevo portafolio. La decisión abre otros debates: ¿los nuevos productos si garantizan menos riesgo para la salud mundial?

La apuesta de Philip Morris al cambiar sus productos por cigarrillos electrónicos sin humo podría no ser la alternativa más saludable para el mundo. Pixabay.

Dallas, Texas. Han pasado más de 170 años desde que Philip Morris empezó a vender tabaco en una tienda de Londres. Ese pequeño negocio se convirtió con el tiempo en uno de los gigantes del mercado tabacalero tras el éxito de algunas de sus marcas como Marlboro, Chesterfield y L&M.

Hoy, después de que se comprobara científicamente el daño del humo en los pulmones y se registraran cientos de muertes, sumado a campañas para reducir su consumo a nivel mundial, la compañía dio la noticia de abandonar sus productos insignias y optar por algo menos perjudicial.
Esa decisión influye en el mercado tabacalero en casi 160 países. Ahora, la tendencia parece ser producir cigarrillos electrónicos y libres de humo, aunque estos productos siguen dejando mucho que desear. No es en vano que varias autoridades en temas de salud internacional, se hayan ensañado en pedir investigaciones científicas sobre los efectos del cigarrillo electrónico.

La lista de peticiones va desde universidades médicas suecas, informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no hay que irse tan lejos, el Instituto de Evaluación Tecnológica de Salud (IETS).

Las conclusiones, aunque prematuras, apuntan a que no hay mucha diferencia entre consumir cigarrillos electrónicos y consumir tabaco. ¿Por qué? Primero porque investigaciones europeas han señalado que los líquidos que contienen los electrónicos -a vapor- pueden causar alergias o síntomas de asma o dificultades para respirar, como lo aseguró un estudio del Instituto Karolinska éste año.
De hecho, se ha dicho que la nicotina que tienen podría aumentar el riesgo de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. Y el resultado de la revisión hecha por el IETS indicó que “no hay diferencias significativas” en la efectividad de vapear, porque el consumidor no abandona el hábito de fumar finalmente.
El impacto de esto, se espera, ayude a combatir los daños que causa el tabaco en el mundo. Entre ellos, la muerte de más de 7 millones de personas cada año, de las cuales alrededor de 890.000 son fumadores pasivos según la OMS.

La otra cara de la moneda será si los consumidores podrán sustituir sus gustos por los cigarrillos electrónicos y sin humo, ya que casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, sostiene la misma organización internacional de salud.

arnoby@elhispanonews.com

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