MEXICO.- La muerte del líder de la Revolución Cubana causó conmoción mundial. No hubo prácticamente ni un solo medio de comunicación que no lo destacara en el planeta.
Eso no fue todo. La guerra de discusiones en las redes sociales también llegó. Fidel para los cubanos, Castro para sus opositores, provocó en su muerte lo mismo que hizo en vida. Dos bloques contrarios, sus partidarios, sus ‘enemigos’.
No hay que ir tan de prisa. Fidel, con todo su simbolismo ya no gobernaba en Cuba. Su hermano Raúl, y una maquinaria delicadamente construida a lo largo de más de 50 años seguirá trabajando bajo el mismo esquema, por ahora.
La llegada del republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos les ayudará. Un discurso retrógrada y bélico, emitido por el presidente electo le brindará motivos a la cúpula cubana para emitir una alerta a la población: el gigante ‘yanqui’ vuelve para atacarnos y tenemos que defendernos.
Si Barack Obama hubiera permanecido unos años más, actuando con esa actitud conciliadora, hubiera ayudado a una posible transición.
Raúl Castro permanecerá unos años más en el poder, si la salud se lo permite. Como su sucesor, ya se barajan varios nombres, entre ellos el actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel, apoyado por el Partido Comunista, y el hijo de Raúl, Alejandro Castro, con el favor de las Fuerzas Armadas, son los favoritos en las quinielas.
Los históricos Machado Ventura y Ramiro Valdés, la hija de Raúl Castro, Mariela Castro, o la jefa del partido en La Habana, Mercedes López Acea, también suenan en los círculos de poder cubanos.
El ajedrez político en La Habana ya se ha puesto en marcha, no ahora, sino desde hace varios años. Así que, el simbolismo que provoca la muerte de Fidel quizás solo sirva para encubrir el real escenario atrás de las cortinas.
Según el ex analista de inteligencia norteamericano Brian Latell, autor del libro Después de Fidel, “nadie podrá imponerle al nuevo régimen políticas a las que se oponga este liderazgo militar disciplinado y unificado”.
El sector militar es uno de los más fuertes en la isla, no solamente dentro del mismo Ejército, sino también en el resto de las otras áreas del gobierno. No es lógico pensar que los ‘hombres de verde’ dejen el poder y acepten cambios drásticos en el gobierno.
De igual manera hay un hecho concreto y real. Aunque muchos cubanos padezcan limitaciones, también hay muchos que no tienen apuros para un cambio. Hay también otra realidad, las nuevas generaciones se están yendo. Los ‘milenios’ tienen pocas ganas de permanecer en Cuba y buscan nuevos horizontes cansados, muchos de ellos, de esa inmovilidad.
Reynaldo@elhispanonews.com
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