Es hora de que Trump se enfrente a Putin
El gobierno de Gran Bretaña afirmó esta semana que es muy probable que las autoridades rusas son responsables por el ataque contra el doble agente ruso Sergei Skripal y su hija Yulia ocurrido el 4 de marzo en la ciudad inglesa de Salisbury. El ataque fue realizado con un “agente nervioso”, en otras palabras armas, químicas.
No es la primera vez que algo similar ocurre, específicamente en Inglaterra.
Vladimir Putín y las autoridades rusas son enemigos de los Estados Unidos y de occidente en general, y parecen estar buscando revivir la ya desaparecido Unión Soviética.
El Kremlin es el aliado principal del régimen de Assad en Siria en claro desafío de los deseos de Occidente y de gran parte del pueblo sirio.
No se puede ´pasar por alto, la anexión ilegal de Crimea en intentos rusos por recuperar algunos de los territorios perdidos después de la desintegración de la Unión Soviética.
A la luz de todos estos incidentes, que parecen un reflejo de la agresividad soviética durante el siglo XX, no hay dudas de las intenciones agresivas del Kremlin.
Hay que sumar a todos estos elementos las sospechas de que el gobierno ruso, utilizando armas cibernéticas ha intentado influencias en las elecciones no sólo de los Estados Unidos pero igualmente de otros países aliados.
Por todo ello, resulta desconcertante la actitud del presidente Donald Trump en relación a Vladimir Putin y el gobierno ruso en general.
De hecho, hasta ahora, la Casa Blanca no ha hecho ningún pronunciamiento respecto al ataque con armas químicas en la Gran Bretaña, el aliado más fiel de los Estados Unidos.
Rusia es un país que nunca en su historia conoció la democracia. Pasó de ser un régimen feudal a un régimen comunista en 1917.
Siempre con el sueño de ser una potencia en Europa y en el mundo, el régimen comunista se desvaneció en 1991, al perder la carrera armamentista con Occidente. No hubo necesidad de disparar un tiro.
Pero, los ocupantes del Kremlin parecen decididos a recuperar el régimen comunista, ahora bajo un nuevo nombre y parece igualmente que la mayoría de la población rusa, bajo sentimientos nacionalistas, aspira apoya estos esfuerzos.
Es hora de que la Casa Blanca comience a responder a la agresividad rusa sn titubeos. Permitir que los rusos se salgan con la suya podría implicar llegar a un punto donde un enfrentamiento cruento entre Rusia y Occidente, en específico los Estados Unidos podría ocurrir y quizás hasta lanzar al mundo a otra guerra mundial.
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