Por: Lupita Colmenero
Cuando llegué a este país, hace ya algunas décadas, supe muy pronto que había llegado para quedarme. Mis planes de regresar a mi casa, en San Luis Potosí, en seis meses, se vieron frustrados sin remedio, por circunstancia que requieren de un espacio aparte del tema que ahora me ocupa. Cuando le conté a mi madre mi decisión de no regresar, y de los planes que ya había empezado a ejecutar me dijo. “Llegando y prendiendo lumbre”. Es una frase que siempre recuerdo porque la connotación que tiene nos describe muy bien a los hispanos, en EU. No nos quedamos inmóviles, siempre hay algo que hacer, y reinventarnos es una orden inmediata que inyectamos en nuestro sistema, cada vez que nuestras circunstancias cambian. Ese es el caso de Genoveva “Beba” Garza, a quien conozco desde hace más de 25 años. Las grandes cualidades de ser humano que vi en Beba desde el primer momento, hicieron que un encuentro casual se convirtiera en una relación de amistad de ya décadas. Beba, llego recién casada a Dallas, y al igual que yo, ella y su esposo pronto vieron que su visita al país de las oportunidades, era permanente. Iniciaron los dos trabajando de obreros en una fábrica, pero cuando los hijos empezaron a llegar, la decisión de que Beba se quedara en casa fue obvia, cuidar de su familia era prioridad. Sin embargo, esto no paralizo a Beba en cuanto a contribuir con los ingresos familiares. Originaria de Durango y proveniente de familia numerosa y trabajadora, Beba sabía que tenía que echar mano de todo lo aprendido y de lo nuevo que su nuevo país tenía por ofrecer. Beba empezó a hacer trabajos de costura en casa, en el tiempo que el cuidado de su primer hijo, le dejaba libre. Se consiguió una máquina de coser usada, y entusiasta, empezó su mini empresa desde su casa. Los hijos siguieron llegando y con ellos la situación se hacía más difícil económicamente, pero nada de eso espanto a Beba.
Siempre que le visitaba en su casa, generalmente requiriendo trabajos de alteraciones de ropa, la encontraba con una montaña de ropa en su sala, esperando ser arreglada, modificada y muchas veces con grandes rollos de tela para ser usado en la creación de nuevas prendas, las cuales eran entregadas en no más de un par de días. Beba, diligente y comprometida, hubiera podido trabajar fuera de casa y hacer quizá más dinero, pues sus cualidades como sastre son muy buenas y cualquier compañía de la industria, habría podido apreciar sus dones y contratarla, pero las prioridades de Beba estaban claras, su familia era lo primero, y nadie podría brindar el cuidado que ella les proporcionaba. Su trabajo comprometido y arduo la llevo a ver a sus tres hijos, Eddy, Liz y Benjamín Garza, graduarse de la universidad, con títulos de Ingeniería en Sistemas Industriales, Maestría en Administración de Empresas, e Ingeniería Civil, respectivamente. Beba crio a una familia productiva con amor, mucho esfuerzo y orgullo. Sin embargo, como todos, Beba no ha estado exenta de tragedias y desgracias, su esposo falleció hace años y reinventarse nuevamente fue algo requerido.
Cuando ya sus hijos se independizaron, Beba, acostumbrada al cambio, empezó a cuidar niños en su casa, además de continuar con los quehaceres de costura. Su casa está pagada, no tiene deudas y su trabajo le ha permitido ayudar a otros miembros de su familia cuando así lo han requerido, cuenta Beba con orgullo y satisfacción. La actual situación que se vive con la pandemia de covid-19 ha hecho, como tantas otras, que Beba reaccione y encienda nuevamente su imaginación poniendo manos a la obra. Desde que esto empezó y el uso de mascarillas fue sugerido, Beba puso su máquina a trabajar y ha creado cientos de mascarillas que ha donado tanto a su iglesia como amigos y conocidos, y las sigue dando gratis pidiendo solamente donaciones, que le permiten comprar material y seguir fabricando las mascarillas. Beba ha seguido de cerca las instrucciones de lo los expertos, y sus máscaras son lavables, reusables e incluyen un filtro que se puede también lavar y volver a usar, y está produciendo cerca de cien mascarillas por día. Es hora de unirnos y apoyarnos, Beba lo sabe y sin duda está haciendo lo que a ella le corresponde.
Si esta interesado en sus mascarillas, puede hacer sus pedidos llamándole a Beba, al (214) 226-5723
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