Dallas, TX.- La elección de Estados Unidos brinda inmejorables enseñanzas para México y el mundo. En la era de la globalización y de las redes sociales del facebook, han roto los estereotipos tradicionales para demostrar que por sí mismas las imágenes de lo políticamente correcto, son insuficientes para entusiasmar y conectar con el electorado ¬(por el solo hecho de ser afroamericano o mujer), sino están acompañadas de emoción, razón, congruencia y meritocracia.
Lo pésimo de Trump, su racismo y xenofobia, son tan repudiantes como la falta de honestidad de Hillary que se le vuelve en su contra cuando gran parte del electorado abomina a los políticos que encarnan el viejo establishment. No proyecta un relato inspirador de cambio, contrario al sueño excesivo, defraudado que despertó Obama en 2008. Su conexión entre el electorado joven de la generación de los Millenians es mínima.
Lo malo, es que el daño ya está hecho. La semilla del odio sembrada por Trump contra los hispanos y mexicanos ya floreció. Aunque pierda el Republicano preocupa que los más prominentes políticos republicanos se desmarcaron del magnate, luego de sus declaraciones sexistas en contra de las mujeres y no antes, frente a los agravios a la comunidad hispana, mal síntoma que deja en una posición vulnerable a nuestros connacionales.
Debilitó como lo escribe Leonardo Curzio, “nuestras herramientas de integración tienen una severa erosión en la opinión pública americana”. La sola enumeración de los beneficios comerciales para EU, del que depende 60 mil empleos en Norteamérica, aunque ciertos, se han convertido en conceptos políticamente tóxicos, incluso para la base del partido republicano, tradicionalmente favorable al libre comercio.
Lo feo, es que nuestro país se haya convertido en piñata electoral y que Trump haya conseguido ubicarnos en el punto de mira de la frustración para el 40% de la sociedad americana, que percibe a México como un problema y no como una solución. México, no es un socio confiable, ni un país al que se le tenga aprecio. Es duro, pero es una debilidad y en el plano de las percepciones es tan grave como en lo económico puede ser la deuda externa. Lo que se convierte en una emergencia nacional que merece un Plan B.
Este barco que se llama México también puede hundirse por el agravio que siente Hillary por Peña Nieto al que percibe patrocino a Trump al recibirlo en los Pinos. Rechazar encontrarse con el en EU y preferir recibir a la afamada banda de los Tigres del Norte es un signo inequívoco de distanciamiento con el gobierno mexicano. El llamado de Antonio Villaraigosa, ex alcalde de los Angeles a nuestra clase política a que dejen de lado sus diferencias y sumarse a la Campaña apartidista “Diles que Voten”, a que ayude a despertar al gigante dormido, para defender la democracia y sobre todo para fortalecer la comunidad latina en EU.
Queda claro que no basta una campaña de imagen país para mejorar la percepción de México en EU. Se requiere de una construcción de un nuevo estereotipo que cambie creencias, porque las creencias cambian conductas.
editorteja@yahoo.com
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