Dallas, Texas. Muchas personas definen a los emprendedores como aquellos innovadores que toman riesgos que la gente común no tomaría; otros los definen como aquellos que crean su propio negocio de manera exitosa. Sin embargo, los emprendedores siempre se caracterizan por tener una buena intuición, ser innovadores, arriesgados, y sobre todo por contar con conocimientos básicos que les permiten tomar decisiones acertadas a la hora de tomar una oportunidad.
Entre las habilidades de los emprendedores, se destacan algunas indispensables como tener iniciativa, visión, persistencia, resistencia y capacidad de asumir riesgos. No obstante, si la iniciativa del emprendedor busca generar ganancias económicas, hay un conocimiento clave que no se puede dejar de lado: la educación financiera.
De acuerdo con los expertos, la educación financiera contempla tres ángulos: primero, aprender conocimientos y comprensión sobre finanzas; segundo, adquirir la capacidad de utilizar esos conocimientos en beneficio propio, y tercero, ejercer una responsabilidad financiera que permita la toma de decisiones informadas. Este conocimiento es importante porque cualquier persona que quiera ser un emprendedor debe interiorizar una visión financiera que parta de su experiencia y prepararse para evaluar por sí mismo las implicaciones de sus decisiones.
Antes de sacar un proyecto o negocio al mercado es necesario hacer un análisis pormenorizado y a conciencia del mismo para evaluar la conveniencia del emprendimiento, analizar la competencia sin menospreciarla, factores externos e internos del sector al cual quiere entrar y tener en el radar aquellas condiciones que puedan eventualmente afectar el proyecto.
Hay que estimar también cuál será la inversión necesaria y en cuánto tiempo se logrará el retorno de la inversión. En este punto es importante tener en cuenta que todo emprendimiento nuevo crece, por lo general, más lento de lo esperado. Los ingresos suelen demorarse y siempre surgen gastos imprevistos, por esto el vital trazar un modelo financiero que soporte la primera etapa del negocio (mínimo un año) en la cual sólo se tendrán gastos y no ingresos, o por lo menos no los suficientes que permitan dar equilibrio.
Una vez que el negocio está en marcha, cuidar el flujo de caja no es tarea menor. Siempre surgirán pagos diferidos que pueden poner en jaque el emprendimiento si no se cuenta con un colchón financiero que respalde la operación. Endeudarse puede ser el camino al éxito o al real fracaso si no se saben administrar estos recursos. Lo mismo puede suceder con la publicidad cuando no se tiene claro cuál es el objetivo de esta estrategia de comunicación y cuál es el retorno que esperamos de esta.
El control es otro punto clave para el emprendedor. Ordenar la caja contable no es tarea sencilla y por esto se recomienda al inicio hacer auditorías por trimestre, por pequeño que sea el negocio puede resultar muy útil pero no es suficiente, tómese un tiempo hacer o trazar un plan de seguimiento y control de sus números de acuerdo a los objetivos trazados.
Conocer las herramientas que da el análisis financiero es vital para todo emprendedor, puesto que de ello depende la vida de su proyecto: su éxito o fracaso. Por ello es importante capacitarse en finanzas.
arnoby@elhispanonews.com
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